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Como en el ámbito de las políticas públicas interesan las personas que integran la sociedad, intentemos aplicarles, a vía de ejemplo, el instrumental de Wilber aquí expuesto. De esta manera, y siguiendo otro orden (¡que no altera el producto!), tenemos que,

• Cada persona deberá, desde luego, ser medida y analizada por instrumentos creados en el contexto del cuadrante superior exterior de la mano derecha. Desde esta perspectiva se la verá como una máquina a mantener funcionando en la mejor forma. Se cuidará, por eso, su buena salud física y mental, a cargo de la medicina y la psiquiatría.

• A la vez, poseedora como es de subjetividad, será explorada, de ser necesario, en el ámbito propio del cuadrante superior interior de la mano izquierda. Se cuidará su salud psicológica y espiritual, a cargo de la psicología profunda, por un lado, y de las religiones y corrientes filosóficas preocupadas del alma humana, por el otro. Se buscará hacerla subjetivamente feliz.

• Pero esa misma persona vive en un mundo social y políticamente organizado (familia, juntas vecinales, municipios, provincias, regiones, Estados, entre otros espacios e instituciones), donde tiene deberes y derechos. Será estudiada como individuo en sociedad, que se mueve en el cuadrante social inferior de la mano derecha. Se buscarán las mejores estructuras para asegurar su libertad y su mejor desarrollo personal.(13) Las ciencias jurídicas y sociales se encargarán de alimentar esta parte. La historia entregará también pautas significativas, procedentes de comportamientos externos pasados.

• Finalmente, pero no por ello menos importante, esta persona está también inserta en el marco de entornos culturales situados en el cuadrante inferior de la mano izquierda. Ellos condicionarán sus enfoques y preferencias en su vida junto a los demás. Aquí se encontrará sumergida dentro de la atmósfera que configurará e impregnará su vida entera en sociedad. Y aquí se decidirá si seguirá viviendo en un modelo dominador, o si podrá pasarse a un modelo solidario (punto a verse, por su importancia, poco más adelante). La antropología cultural y la etnología, entre otras disciplinas, jugarán aquí un rol central.


Dejar de lado cualquiera de los cuadrantes equivaldrá siempre a mutilar, ni más ni menos, el holón analizado, en este caso, el holón persona. Pero esto vale también para todos los holones, como la sociedad, el país, el continente. Sin desarrollo integral, simplemente no hay desarrollo. Esta es la afirmación básica para sostener la necesidad de trabajar con gran dedicación y cuidado en la construcción de un desarrollo que comprenda todas las dimensiones de la persona.(14)

Van Schaik concluye en esta parte: “Es evidente que, si queremos alentar un proceso de desarrollo sostenible, el análisis debe apuntar a la integración de los cuatro cuadrantes.”

El raciocinio anterior aterriza en un juicio a la UNICEF y, por extensión, a todo el sistema de Naciones Unidas. Lo exponemos aquí como ejemplo de aplicación concreta de lo presentado hasta ahora. Continúa van Schaik: “Pero esto también resulta igualmente evidente cuando contemplamos la evolución de la implicación de la UNICEF en este proceso, junto al proceso global del desarrollo humano y al modo en que ambos se interrelacionan, porque el progreso realizado hasta el momento no ha provocado ningún cambio sostenible. Cualquier esfuerzo por entender los procesos de cambio, transformación o desarrollo, sin una comprensión adecuada de la naturaleza de la evolución o del desarrollo de la conciencia (del ser humano), no parecen tener mucho éxito.”

A juicio de van Schaik “las actividades de la UNICEF se han centrado fundamentalmente en los cuadrantes superior e inferior de la mano derecha, es decir, en los cuadrantes objetivos y exteriores (individual y social), ignorando, al mismo tiempo, en gran medida, los cuadrantes interiores y culturales”. Wilber califica este abordaje como “monológuico” (de “monólogo” ), que es, según él mismo, “otro modo de hablar del mundo chato” . Paul van Schaik prosigue: “Es muy probable que su visión excesivamente monologal no les haya permitido tener en cuenta la imagen global en la que estaban moviéndose y haya lastrado los esfuerzos realizados hasta el momento por la UNICEF y la ONU. Tal vez esta visión monologal haya sido necesaria durante el período en que la conciencia atraviesa –y sigue atravesando- los estadios arcaico, mágico, mítico y racional del desarrollo (y hay que decir que hoy en día gira en torno a la visión lógica o red-lógica [es decir, el pensamiento de segundo grado] ). Pero en la actualidad, no obstante, resulta indispensable que esas organizaciones adopten un enfoque postracional o transracional, que incorpore las ideas positivas procedentes del nivel racional [y, en mi opinión, todas las contribuciones positivas de todas las olas anteriores](18) , pero también las trascienda a un nivel post racional más alto o profundo de la conciencia en todos los cuatro cuadrantes.”(19)

El informe esboza después una breve historia de los diferentes programas de la UNICEF, subrayando que, por importantes que hayan sido, todos ellos se focalizaron en iniciativas de la Mano Derecha:

• Los años cincuenta fueron la época de las campañas en contra de la enfermedad, “firmemente ancladas en el cuadrante superior-derecho, mensurable, observable y objetivo”.

• Los años sesenta constituyeron la década del desarrollo “que subrayaba el cuadrante inferior derecho, es decir, el ´ajuste funcional´”.

• Los años setenta fueron la época de las alternativas que, no obstante, “se centraron fundamentalmente en los cuadrantes de la Mano Derecha”.

• Los años ochenta fueron la época de la supervivencia del niño, pero sin mencionar siquiera el desarrollo interior.

• Los noventa fueron la década de los derechos del niño (todo ello contemplado desde una perspectiva abiertamente conductista), unos años que rápidamente dieron paso a la época de la fatiga del donante, en la que “los donantes y los gobiernos volvieron (o “regresaron”) a un estadio preglobal y nacionalista que sólo se preocupa de los problemas locales, cuya falta de comprensión acabó originando la noción equivocada de que todas las perspectivas son iguales.

Después de este ilustrativo repaso, van Schaik cree que la primera década del 2000 será la época del enfoque integral “en la que el proceso de desarrollo sostenible será contemplado desde una perspectiva integradora que explore más profundamente los dos cuadrantes de la Mano Izquierda (intencional y cultural), algo que, en el caso de la UNICEF, se centrará más en los niños, los jóvenes y las mujeres”. Agrega que “todas las ideas de las últimas cinco décadas eran tan monologales que excluían la necesidad del desarrollo interior/subjetivo de los individuos y de las sociedades para que el proceso del cambio y, sobre todo, de la transformación, pudiera ser sostenible.”(20)

Por último, van Schaik invita a acometer un enfoque “omnicuadrante, omninivel y omnilínea”, esto es, completo o integral, adaptado a cada situación concreta, para “asegurarnos de que las acciones que emprendemos o los programas/ideas/metáforas que proponemos tengan alguna posibilidad de alentar un proceso de cambio sostenible, orientado y transformador.”

Wilber añade su propio comentario, que vale la pena citar entero: “Permítaseme señalar (...) que cualquier abordaje integral debe ser llevado a cabo con sumo cuidado, respeto y compasión. Con ello quiero decir que no hay que abordar ninguno de los niveles, líneas o cuadrantes de un modo rígido y predeterminado. La investigación acerca del desarrollo no pretende etiquetar a las personas ni juzgarlas inferiores o superiores, sino que sólo aspira a señalar las potencialidades infrautilizadas. La directriz primordial nos obliga a valorar la necesaria y única contribución proporcionada por cada una de las olas del desarrollo de la conciencia con la intención de proteger y promover la salud de toda la espiral y no sólo de uno cualquiera de sus dominios. Al mismo tiempo, nos invita a sugerir amablemente una visión más global del espectro de la conciencia, de la espiral completa del desarrollo, para que los individuos y las culturas (incluida la nuestra) –que no son conscientes de algunas de las dimensiones más profundas o más elevadas del ser humano- puedan decidirse a actualizar esos extraordinarios recursos, lo cual, a su vez, podría contribuir a desactivar algunos de los problemas más recalcitrantes que no han sido resueltos por enfoques menos integrales.”(21)

Aplicado el esquema expuesto en forma consciente y con rigor a las políticas públicas, veremos que ellas, si quieren consagrarse a la obtención de un desarrollo integral de nuestros países, deberán abarcar todos los aspectos implicados. Este es el primer paso o primera aproximación a tener en cuenta al acordar una nueva agenda para el desarrollo de América Latina.



NOTAS

13 Hasta ahora, las mejores descubiertas por el hombre se enmarcan dentro de lo que denominamos democracia, aunque falte mucho para un consenso respecto a su contenido.

14 A mi juicio, la presencia en América Latina de corrientes humanistas laicas y cristianas actuando concertadamente (en mi país, por ejemplo) tiene aquí un enfoque perfectamente compatible y coherente con las raíces prácticas y teóricas de sus visiones respectivas. Su historia ha tenido muchas veces desencuentros trágicos, es cierto, pero hoy parecen haber descubierto amplias coincidencias de diagnóstico y de soluciones para enfrentar los nuevos desafíos que plantean el presente y futuro.

15 Prefiero usar en adelante la expresión “monologal” en vez de “monológuico”, que me resulta extraña a nuestro castellano.

16 Ibid., págs. 151-152. El mundo chato consistirá siempre en una realidad incompleta, que descuida aspectos esenciales de la misma. En cambio, la visión integral comprende siempre los cuatro cuadrantes a la vez. Aplicar esto a las políticas públicas es un tremendo desafío, a la vez que una necesidad inescapable, sobre todo a la luz de los fracasos que la mirada chata ha experimentado en muchas partes del mundo.

17 La frase intercalada [..] es de Wilber. Explicar aquí los diversos estadios que atraviesa la conciencia humana en la vida de cada persona nos llevaría demasiado lejos, pero el tema ha sido estudiado por Wilber ampliamente en sus obras y a ellas me remito.

18 Otra frase intercalada por Wilber.

19 Wilber, op.cit., pág 152.

20 Aunque esto fue escrito hace diez años y no estoy seguro de que se haya dado con el optimismo de su autor, es interesante porque marca una orientación más positiva al accionar de la UNICEF y, por extensión, al conjunto del sistema de Naciones Unidas. Éstas podrían mejorar mucho la calidad de su acción por esta vía y servir mejor a los países menos favorecidos en el concierto mundial.

21 Op. cit. págs. 153-154



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